Los profundos procesos de transformación que el mundo actualmente transita, hacen necesario analizar y repensar el sentido de las organizaciones, su visión, su misión, su razón de ser. Ello implica la revisión y actualización continua de sus características culturales, sus valores las competencias necesarias en su gente, que les permita consolidar sus metas, alcanzar los resultados esperados, diferenciarse clara y competitivamente en el mercado en que operan; a través de un clima organizacional caracterizado por la identidad y el compromiso.

Los verdaderos cambios organizativos se implementan y se consolidan a partir de la transformación de los vínculos internos y externos que las personas establecen. Transformar los vínculos significa establecer y mantener interrelaciones productivas entre personas y grupos, potenciando y multiplicando la eficiencia de cada acción emprendida. Para lograrlo es necesario transformarnos como personas, lo que implica revisar y actualizar nuestros conocimientos, habilidades y actitudes, participando activa y responsablemente en el desarrollo de nuestro desempeño.

Responder con efectividad a las necesidades y expectativas de clientes externos e internos, requiere de sistemas de gestión ágiles, flexibles, con gran capacidad de adaptación a las situaciones desafiantes de un mercado global y competitivo. Las características estructurales de una organización, como así también los procesos de gestión que se establecen para el logro de los resultados, influencian significativamente el desempeño de las personas en el ámbito laboral. En el corto o largo plazo, esta influencia impactará sobre la calidad de vida y los resultados de la organización.